Ello será posible gracias a la generosidad del arquitecto Fernando J. Bustillo, que lo obsequió al ingeniero Angel Di Benedetto, presidente del Grupo Unicer S.A Se trata de un ladrillo macizo de más de 250 años. Estas piezas eran fabricadas en Córdoba, principal sede deleEstablecimiento de los Jesuitas y trasladadas hasta Buenos Aires en carretas. La historia relata que la construcción del Cabildo de Buenos Aires comenzó en 1725 con estos ladrillos.
En 1933 fue declarado Monumento Histórico Nacional y en 1940 fue reinaugurado tras la reforma realizada por el Arq. Mario Buschiazzo, quien oportunamente le consultó a su abuelo, el Arq. Alejandro Bustillo, sobre las modificaciones y ampliaciones a realizar y le obsequió esta pieza.
Es importante comprender que, históricamente, el “ladrillo” siempre constituyó un “módulo dimensional constructivo”, que en la arquitectura clásica se tuvo muy en cuenta a la hora de componer la secuencia de molduras que inspiraba el estilo de la arquitectura elegida en cada lugar; teniendo en cuenta que cuanto mayor es el respaldo del ladrillo y menor el revoque que conlleva un perfil de moldura, mayor es la calidad constructiva y durabilidad de la misma.
En Argentina, la transculturación llegó de manos de los Jesuitas, cuya sede central en Italia fue construida por Vignola. Posteriormente, los inmigrantes italianos ratificaron el uso de secuencias de molduras vignolescas mientras que el eclecticismo utilizó cánones franceses, cuya fuente de inspiración también fue Italia.
Nuestra arquitectura colonial y clásica fue construida básicamente en ladrillo macizo, cuyas dimensiones fueron cambiando a través de los años y por diversas razones, pero sin duda estableció un módulo a la hora de componer y proporcionar la secuencia de molduras a utilizar, por más simple que fuese la arquitectura a componer.