El titular de la inmobiliaria homónima sostiene que “históricamente la vivienda reflejó las problemáticas sociales y registró los cambios de hábitos y estilos de vida. La casa chorizo, el conventillo o el palacete barroco tienen mucho para contarnos sobre la gente que los habitó y su contexto social”.
Basado en las operaciones inmobiliarias de los últimos 10 años, Zampone -que tiene su casa central en Vicente López y opera en Ciudad Autónoma y Provincia de Buenos Aires- aseguró que “hubo una migración masiva de las casas a los departamentos“.
“En la década del 60 y 70 se estilaba que los hijos se casaran y ampliaran la casa de los padres, ya sea construyendo una nueva planta en la terraza o una nueva unidad independiente pero dentro del mismo terreno. Hoy los jóvenes tienen otros intereses y privilegian otras cosas, como ahorrar tiempos improductivos en traslados”, comentó.
“Esto hizo que se superpoblaran las zonas aledañas a las estaciones de trenes y subtes. Por eso, hay todo un nicho que opta por alquilar un departamento chico y sin demasiados lujos en una zona céntrica con buen acceso al transporte público. El factor determinante acá es la movilidad“, añadió
Pero “ese no es el único factor que preocupa a las nuevas generaciones. La seguridad es lo que más se valora. Por eso, mucha gente se ha inclinado a optar por el anonimato que brinda la vida en un consorcio, sumado a los sistemas de vigilancia física o remota que se pagan entre todos los copropietarios“.
En este aspecto, “los barrios cerrados se han posicionado mucho o los edificios que dan a avenidas, calles iluminadas y con seguridad privada", concluyó.