Las tecnologías basadas en la internet de las cosas, la inteligencia artificial y la informática en la nube tienen el potencial de hacer que la infraestructura sea más segura, más eficiente y sostenible; pero también pueden usarse para desarrollar nuevos ingresos y modelos de negocios.
De acuerdo con el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, 2019, al comparar los continentes, América del Sur solo supera a África subsahariana en calidad de infraestructura. La mala calidad y eficiencia de los caminos, aeropuertos, ferrocarriles y puertos aumentan los costos, producen accidentes, demoras y pérdidas en el comercio local e internacional y a su vez limitan la calidad de vida en las ciudades. Sin embargo, a pesar de la poca capacidad de inversión del gobierno, el uso de tecnologías digitales ofrece una posibilidad para reducir esta fragilidad.
Sin embargo, la transformación comercial depende no solo de la aplicación de nuevas tecnologías sino también de la gestión, el conocimiento técnico, las habilidades de la fuerza de trabajo, y sobre todo de un objetivo comercial claro.
Los aeropuertos más grandes de la región están orientados al logro de este proceso de cambio. Los aeropuertos en Bogotá, Guarulhos, Santiago y Buenos Aires utilizan sistemas de servicio de automatización avanzada y robótica para aumentar la eficiencia operativa y mejorar la experiencia del usuario. El aeropuerto de Santiago comenzó a adoptar el modelado de información de construcción, un sistema de información tridimensional que reduce costos, tiempo y riesgos en el proceso de construcción.
La infraestructura de transporte consume mucha energía. El aumento de la eficiencia es imprescindible para las empresas y la sociedad, pero implica un gran desafío tecnológico que las tecnologías digitales pueden facilitar enormemente.
El subterráneo de San Paulo, por ejemplo, actualmente utiliza realidad aumentada para mejorar la experiencia del usuario, y asimismo, los subterráneos de Santiago y San Pablo están adoptando tecnología de reconocimiento facial para ayudar a mejorar la seguridad.
Es difícil medir los beneficios para la sociedad; sin embargo, la mejora de la calidad de vida en las ciudades y la reducción de los costos de logística de los productos son resultados fundamentales.
Además, a la necesidad de lograr una reducción urgente de emisiones de gases de efecto invernadero por parte del sistema de transporte y una mayor resiliencia en la infraestructura ante el cambio climático en desarrollo.