La arquitectura en los bordes

Ante el trillado comentario: Estudias arquitectura, vas a terminar conduciendo un taxi, hoy se opone otra concepción, el rol del arquitecto ya no se circunscribe al proyecto y dirección de obras, se va transformando y abarca otras disciplinas y especialidades que hay que saber explorar. En la mesa redonda, moderada por Daniel Mintzer, arquitecto con una gran experiencia en el desarrollo inmobiliario, cada uno de los participantes describió cómo se fueron ubicando en otras actividades, siempre manteniendo una relación con la arquitectura y sobre la base de esa formación profesional.

Herman Faigenbaum, en la actualidad director de Cushman, comentó que al recibirse de arquitecto podría haber seguido con su padre como desarrollador, pero ese no era su perfil. En los 90, buscó otra veta, dar servicios a las empresas, se especializó en facility management en el exterior e hizo un postgrado de negocios en la Universidad Di Tella, donde hoy es profesor, y pasó a trabajar con los edificios de empresas e inversores. “Pero qué me dio la arquitectura, se preguntó, en primer lugar un carácter conceptual, ya que partir de una hoja en blanco hay que pensar en múltiples variables que exceden el mero dibujo, esa capacidad se puede aplicar a todos los campos de trabajo; a su vez pensar en el cliente y entender cómo trabajar con él; pensar la vida y la profesión en estado de proyecto y por último poder enfocar las perspectivas futuras, la capacidad de imaginar ese futuro”.

A su vez, Guillermo Simón Padros pasó por varias etapas inherentes a la actividad y hace siete años es director en Argentina Green Building Council. Por otro lado, estuvo trabajando ocho años en una empresa constructora en Estados Unidos, donde participó en el proyecto de remoción de los escombros de las torres Gemelas. “Enfoco la profesión como un medio, que me sirvió para pensar en forma universal la arquitectura de distintos países y universidades. Desde un punto de vista localista a la facultad de arquitectura le falta incorporar otros elementos. Además hay una diferencia con las universidades, antes se enseñaba en forma global que permitía una concepción más universal relacionada con la comunicación, la ecología, y la sustentabilidad”, consideró.

Diferente fue la búsqueda de Fabiana Sambresqui, arquitecta devenida paisajista, quien destacó que el exterior es un ambiente, un espacio más a diseñar, no es un complemento, debe acompañar al proyecto arquitectónico desde el inicio, ya que posibilita jugar con las texturas proyectar espacios con sombra, es decir aporta soluciones constructivas. Así ha participado en variedad de proyectos residenciales y de oficinas. Además, al referirse al uso de terrazas, recalcó su importancia en relación con el medio ambiente.

Federico Azzolini siguió en la constructora familiar, con más de 25 años de trayectoria en obras civiles e industriales, ocupando diversidad de cargos. Hoy es socio gerente de Ferromallas y acaba de gestar una nueva unidad de negocios de desarrollos inmobiliarios en busca de nuevos clientes y mercados. También han iniciado la fabricación de edificios modulares. Hizo hincapié en que “en la mayoría de las veces se anteponen los costos a la calidad, lo cual no favorece a la construcción ni a una buena arquitectura. Por lo cual hay que tratar de cambiar el enfoque”.

Daniel Wolkowicz, profesor de las carreras de diseño gráfico e industrial en la UBA, quien se desempeñó como arquitecto en sus comienzos, comentó que pasó de la arquitectura a proyectar cada 15 días un diseño, conservando además el control total de su trabajo, lo que no ocurre cuando se hace un edificio o una casa y hay que lidiar con la obra. Y precisó: “El arquitecto dejó de estar a la derecha de Dios, hoy hay un montón de gente que piensa conceptualmente. Durante 30 años aprendí de mis alumnos, a evolucionar con la tecnología, a interactuar con los colegas de otras disciplinas. Hoy la arquitectura es una experiencia del usuario. El problema del hábitat es un tema colaborativo donde intervienen diversidad de profesionales no solo en lo proyectual sino aquellos que hacen a la construcción de una sociedad colectiva”.

Desde otro ángulo, José Rozados de Reporte Inmobiliario, evaluó que siempre estuvo en los bordes, fue tasador, perito judicial, auditor de una empresa para créditos hipotecarios en los noventa. Con la crisis de 2001 tuvo que cambiar de rumbo, detectó junto con su socio Germán Gómez Picasso, que había una necesidad en el mercado de contar con datos objetivos y generar contenidos. Hoy se define como investigador, comunicador y desarrollador, en cierta forma, de herramientas digitales enfocadas a brindar la información que requiere el mercado.

Por su parte, Gervasio Ruiz de Gopegui, además de la arquitectura se especializó en administración de empresas, estuvo en el sector de inmuebles de la provincia de Córdoba, luego armó con el estudio Aisenson, New Fidu instrumentando fideicomisos al costo, a través de los cuales se construyeron más de 150.000 m2. Hace un año y medio le ofrecieron el cargo de gerente de administración de desarrollos urbanísticos del plan Procrear, hoy se están construyendo en todo el país 3 millones y medio de metros cuadrados, más un desarrollo de alrededor de 10.000 lotes de urbanizaciones. “Hay que ocuparse de la administración técnica contable y financiera más la seguridad e higiene. Fue un gran desafío por la escala. Y por qué un arquitecto para manejar todo esto. Porque estamos formados para ser directores de orquesta que nos otorga una gran flexibilidad”, resaltó.