Según las de la empresa Sherwin Williams, el color naranja, que fue siempre utilizado como secundario, menos llamativo y para contrastar, comenzó a tener identidad propia. Hoy es una tonalidad dominante en un ambiente, un intermedio entre un rojo intenso y la calidad soleada del amarillo.
Los accesorios son protagonistas a la hora de decorar un espacio y un claro ejemplo de ellos son los objetos de vidrio soplado en color naranja, los centros de mesa de cerámica combinados con blanco o las alfombras artesanales y teñidas con tintes naturales en diseños contemporáneos.
Se recomienda el naranja en ambientes como el comedor, el gimnasio, el hall de entrada, la sala de estar, el dormitorio a complementar con durazno y damasco y el living, que puede combinarse con azul índigo y gris.
Respecto del rojo, se apunta que puede llamar la atención y al mismo tiempo generar una sensación apagada pero majestuosa.
Se aconseja el rojo para el dormitorio, la cocina, el comedor, el baño si los artefactos sanitarios son de diseño simple y el living si se lo combina con molduras blancas y el crema como color contrastante.
En la actualidad se ven variaciones de tonalidades de rojo en productos de consumo masivo variados. Incluso se combinan con naranjas, rojizos terrosos, salmón, borgoña intenso y violeta rojizo para causar un gran impacto.