Renovación arquitectónica en la Unesco

La sala, con una capacidad de cerca de 1.000 personas, que se usa para realizar conferencias internacionales con ministros y secretarios de Estado, de 1958 como el resto del edificio, había sido rehabilitada en diversas ocasiones, pero, había perdido el espíritu original de sus creadores Marcel Breuer, Pier Luigi Nervi y Bernard Zehrfuss.    

Por ese motivo, y durante varios meses, un equipo liderado por el arquitecto jefe de la institución, Jacques Duflos, junto al estudio CALQ, trabajó intensamente para mejorar todos estos aspectos. Si bien las icónicas butacas diseñadas por Eero Saarinen de platea no fueron reemplazadas, sí se substituyeron las butacas de los anfiteatros, 526 en total, que fueron provistas por la española Figueras, seleccionada por concurso público.

La butaca escogida es el compacto asiento MiniSpace, con atril incorporado. El reto principal del proyecto consistió en ofrecer una butaca del máximo confort para una sala de medidas muy ajustadas y una distancia entre filas estrecha. Tapizadas de una tela especial disponen de terminal para comunicaciones, donde recibir traducciones simultáneas.