Talento humano como motor del desarrollo

Durante el debate realizado en la Uade sobre diversos aspectos de las ciudades creativas en tiempos de cambio, sostuvo que este concepto no tiene que ver sólo con la tecnología, sino con las personas. “Es un desafío para los gobiernos cómo pararnos frente a las relaciones diferentes que se establecieron de manera acelerada, donde ya no existe el monopolio exclusivo de la cosa pública. Y aquí, dijo, es necesario co crear una ciudad ideal, perdiendo el miedo a la conversación, para construir entre todos una que ofrezca abrigo e inclusión, un punto de encuentro, que cuente historias que son propias. En este aspecto, señaló a Salta, Córdoba, Godoy Cruz y Neuquén, como ejemplos que ya se estaban manifestando en el país con potencia creativa.

El economista mexicano Ernesto Piedras, que inició el panel de las Ciudades de Manufacturas, consideró que hubo un divorcio entre la ciencia económica y la cultura, pese a que se trata de un insumo de alta importancia en el crecimiento de las ciudades, de lo que dan cuenta las estadísticas, que desarrolló en la charla. La industria digital, de música, cine y televisión entre otras, fueron ganando espacio en la generación de empleos, en toda Latinoamérica. Buenos Aires y Guadalajara, por dar dos casos, son ejemplos concretos en este sentido, con sus distritos tecnológicos.

Por su parte Marcelo Rosembaum, diseñador y ceo del instituto “A gente transforma”, de Brasil, puso el acento en que las ciudades pequeñas son capaces de desarrollar unidades productivas, teniendo en cuenta sus creencias y vocaciones. El movimiento que encabeza, y que nació “a partir de un impulso de entendimiento de la necesidad de valorización del ser humano y sus saberes legítimos y ancestrales como herramienta de transformación y libertad” generó un desarrollo en Várzea Queimada, en el nordeste brasileño, a partir de la artesanía local, y que está aportando recursos y oportunidades, incluso a través de turismo comunitario.

En su inspiradora exposición, apeló a Frank Lloyd Wright, el promotor de la armonía entre el hábitat y el medio: “un ojo para ver la naturaleza, un corazón para sentirla y coraje para seguirla”.