La pandemia va a dejar marcas que cambiarán tipologías de locales, maneras de habitar el espacio abierto, y otras que influirán en la forma de pensar el hábitat que viene. Desde el punto de vista político y económico, Seggiaro puntualiza: “No hay habitante que no vea la necesidad de mantener algunos ejes fuera de la discusión instantánea y miope del minuto a minuto. La (altísima) inflación, grave enfermedad económica sin remedio a la vista en Argentina (sí en el resto del mundo), es un fiel reflejo de la mesa que no puede sostenerse porque tres o cuatro sectores retiran su pata de apoyo cada vez que su interés es afectado mínimamente. De ahí que uno de los ejes indispensables sea bajar la altísima inflación. Nuestra actividad, la construcción del hábitat con capitales privados, vería así completado su ciclo con la existencia del crédito para compradores de vivienda, imposible de existir en ámbitos de alta inflación”.
LA ACTITUD DE LOS EMPRENDEDORES
Quienes desarrollamos la actividad de construcción de la vivienda, el hábitat, la ciudad, -todo es un conjunto indisoluble-, conocemos dos o tres reglas de oro y nuestro instinto nos lleva a cumplirlas a rajatabla. Este proceso lleva tiempo, un plazo que podríamos llamar mediano o largo, nunca corto. En ese lapso se corren riesgos, como hemos visto los ciclos argentos son inevitables y de alta intensidad, así que a ajustarse los cinturones. Si después del proceso, logramos una rentabilidad moderada, bienvenida. Si no, vamos por el próximo desarrollo. Sin embargo, en la pandemia, un lógico paráte, nos mantuvo en la mayoría del país inactivos entre cinco y doce meses, según la región. Con todo ese freno, la actividad empezó a recuperarse a gran velocidad produciendo demandas de insumos que la industria no pudo proveer hasta ahora, diciembre 2021.
Hay proyectos, hay obras, hay permisos de edificación, hay toma de empleo registrado, hay protocolos, hay bajísimos niveles de contagio relacionados con el ámbito de la obra. Son signos de la forma de pensar de los emprendedores argentinos, empeñados en seguir a pesar de no tener ventas por parte del público, afectado por sus bajos salarios y dudas existenciales.
Es cierto, hay problemas. Pero, ¿tantos como para no proyectar, no empezar, no seguir un desarrollo inmobiliario? A la luz de los números recogidos en los diversos ámbitos provinciales convocados, hay indicios de actividad en el sector que se afirma y se refuerza con nuevos proyectos.
APRENDIENDO DEL INTERIOR
Durante la Pandemia y, tal vez, ésta sea una de las pocas consecuencias positivas, la necesidad de reunirnos entre asociaciones de constructores-desarrolladores de vivienda se vio oportunamente canalizada por la CEDU y la tecnología.
Nunca antes tantas organizaciones de toda la Argentina se relacionaron por encuentros zoom o whatsap. Hubo múltiples encuentros que permitieron comunicarnos y conocernos. Parece insignificante, pero no lo es. Conocer la dinámica del negocio inmobiliario en Gualeguaychú, Villa Mercedes o Salta no es ajeno a otras regiones de la Argentina, aunque lo creamos indiferente. Compartimos muchísimo más de lo que nos diferencia. En una de las últimas reuniones de CEDU celebrada en Rosario, quedó demostrado que está pendiente conocer más oportunidades de negocio y problemáticas dentro del país, hasta alguien citó: “Hay que hacer un study tour por Argentina”…(Sic Mali Vázquez).
Los desarrolladores privados de la Argentina no esperamos subsidios, no necesitamos grandes capitales de acá o de allá, somos capaces de convocar grandes recursos genuinos de la sociedad.
Necesitamos, en cambio, unas mínimas reglas estables, políticas de infraestructura y comunicaciones a largo plazo que permitan llegar a todos los ámbitos del país. En un pedido supremo, desearíamos que el público pueda acceder a créditos hipotecarios. Pero eso es mucho pedir. Hay mucha potencia latente en este sector, hay que darle el cauce adecuado y florecerán los resultados, con todo el círculo virtuoso en el trabajo registrado y creación de empleo indirecto que, sabemos, este sector produce como ninguno.
PANORAMA DESDE ROSARIO
Es una ciudad que posee una zona de influencia de las más beneficiadas de la Argentina por la tecnificación del agro y la mayor eficiencia de todo el ecosistema que se mueve alrededor.
Rosario y su área metropolitana (Funes, Roldán, Granadero Baigorria, Villa Gobernador Gálvez, Pueblo Esther) generan recursos y es tarea de los desarrolladores inmobiliarios captarlos y responder con profesionalismo y transparencia.
Nuestra empresa FUNDAR visualiza esta oportunidad y desarrolla desde hace más de una década emprendimientos de escala “media o grande” para la región. Edificios de PH urbanos desde 5000m2a 15000m2, conjuntos urbanos desde 20000 a 200000m2, parques industriales de 200has, centros comerciales desde 15000m2.
Un fenómeno que se está verificando es la rápida extensión de la ciudad hacia el oeste, con desarrollos en marcha como Ciudad Industria, sito en Autopista Rosario- Córdoba y Arroyo Ludueña o el conjunto edilicio Arboria, ubicado también en dicha Autopista y la calle Alvarez Condarco, que está pensado en siete etapas hasta completar 22000m2, en la primera etapa se incluyen edificio de viviendas, locales y cocheras.
Funes, el municipio más activo, se integra en esa línea, y varios emprendimientos comerciales tomarán cuerpo pronto para permitir el asentamiento de servicios y o comercios necesarios en el área.