En primer lugar, al permitirse computar los bonos del Tesoro como reservas bancarias en reemplazo de las Leliq, los bancos tendrán más incentivos a deshacerse de las Leliq a su vencimiento, y eso tendrá un efecto expansivo inmediato sobre la base monetaria, generando un peligroso riesgo de aceleración inflacionaria. A su vez, hacer menos atractivas las Leliq para los bancos reduce la capacidad del Banco Central de absorber los excedentes monetarios, que ocasiona la emisión monetaria para financiar el déficit del Tesoro.
Segundo, con esta medida, los bancos pasarían a aumentar fuertemente la cantidad de títulos públicos en sus carteras, en reemplazo de letras del Banco Central, aumentando así la exposición y vulnerabilidad del sistema financiero a una crisis de liquidez, ante un eventual default de la deuda pública. Este no es un punto menor, puesto que, ante la falta de disciplina fiscal, los riesgos de reincidencia de una crisis de deuda continúan elevados.