Lo hicieron mediante una reunión virtual con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y con el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, a quienes presentaron un plan de reactivación que apela a un desarrollo en etapas, a partir del tercer trimestre que ya se empezó a transitar, con la intención de “sostener la producción y reactivar y crecer”.
Entre las propuestas figuran préstamos de emergencia para reactivar obras en curso, mediante boletos y adhesiones a fideicomisos y activar el régimen de la Ley de Presupuesto de 2019, para viviendas de valor inferior a 140.000 UVA (equivalentes hoy a $7.743.400), simplificando su implementación.
A partir del cuarto trimestre, se plantea la creación de un vehículo para inversión en construcciones con incentivos e impulso al crédito hipotecario según coeficiente de variación salarial (CVS) para el tomador, con un fondo anticíclico de compensación de eventuales descalces entre el coeficiente de estabilización de referencia (CER) y el CVS.
HACIA EL FUTURO
Con miras hacia el próximo año, se solicita la posibilidad de exteriorización de pesos para flujo de inversiones en obras nuevas y construcción; una Ley de Vivienda que incentive la inversión permanente en vivienda para venta, alquiler o leasing para sectores medios y que difiera el pago de Ganancias sobre el aporte del terreno y aportes previsionales para financiar compra de viviendas, similares a otros vigentes en América latina o préstamos hipotecarios implementados contra posesión.
El diagnóstico conjunto sostiene que la construcción privada representa el 70% de la actividad del sector y requiere poco aporte estatal, aunque sí necesita incentivos para recomponer la atracción del inversor. Sin embargo tiene un impacto en la recaudación fiscal directa e indirecta equivalente a un 50% de la inversión y de un efecto casi inmediato en la creación de trabajo. “Hasta mayo se perdieron 150.000 empleos directos registrados, lo que implicó una caída del 40% interanual”sostienen en la presentación.