La mayor caída en las escrituras

Si bien enero y febrero suelen ser los meses de menor cantidad de escrituras del año, hasta ahora, el peor registro había sido el de febrero de 2002 con 1.557 operaciones. El arranque del año fue el más bajo, incluso cuando se compara con otros momentos críticos, como el 2001 o la implementación del cepo cambiario durante el gobierno de Cristina Kichner.

El 2019 fue uno de los años más difíciles para la venta de propiedades, por la caída del poder adquisitivo, las restricciones para la compra de dólares y, especialmente, por el desplome de los créditos hipotecarios, que habían incentivado un pequeño boom en el sector entre 2017 y 2018, con la implementación de los créditos UVA.

En 2019 la caída en la cantidad de escrituras respecto de 2018 fue de 41,2%, con menos de 33.000 operaciones en el año, se ubicó por debajo de la cifra de 2004 que era hasta ahora la más baja de la serie. En diciembre se escrituraron en la ciudad 3.265 propiedades por $ 20.442 millones, una baja de 29,9% respecto a la cantidad de escrituras registradas en diciembre de 2018. El valor promedio de las transacciones fue de US$ 98.956, un 4,5% inferior al valor promedio de las operaciones registradas el último mes de 2018.

Durante todo el año pasado, las compras realizadas a través de créditos hipotecarios registraron 3.414 casos, una baja de 61,75% con respecto a 2018. De esta forma, también sigue siendo el período acumulado más bajo de la serie histórica.

Los analistas del sector inmobiliario explican que el mercado ajustó en cantidades pero no tanto en precios, que con el boom de los créditos UVA habían subido hasta 25/30% en dólares en 2018. Sin embargo, hoy se pueden conseguir descuentos de 10-15% respecto del precio de publicación.

Hace 2 años prácticamente entre el 45%-50% de las operaciones se hacía con hipotecas. En cambio hoy apenas llega a un 8%, un porcentaje casi nulo. Y es improbable, en el actual panorama recesivo e inflacionario, lanzar líneas de crédito hipotecario accesibles para una población con salarios retrasados en relación con el dólar, habida cuenta que las propiedades se cotizan en dólares.

Una alternativa para inversores que dispongan de ahorros en pesos y que no pueden comprar dólares por las restricciones cambiarias, es la compra de emprendimientos en el pozo que se pagan en pesos, con una duración de dos años de construcción, apuntando a una futura revalorización.