El living suele estar pintado de colores puros y neutros. Un buen recurso para incorporarle calidez es utilizar paletas tierras en la pared principal, colores como Créme Bruleé, Madera Ahumada, Mostaza en Grano, o pequeños toques aplicados a través del uso de formas, por ejemplo líneas horizontales en neutros cálidos como Trofeo de Plata, Zépelin o Arenas de Sudán y en combinación con tonos enérgicos como Shangai o Mar Reluciente.
Otro espacio son las habitaciones, es recomendable combinar tonos suaves y vibrantes, ya que los primeros inducen a la relajación mientras que los segundos estimulan la creatividad. De esta manera, se pueden utilizar colores como Rosa Irlandesa, Licor de Naranja, Azul Puro con Gris Granito y Blanco Crudo.
El color forma parte del día a día. Para tener un espacio confortable y cuidado, es importante recordar que al aplicar tonos intensos los espacios tienden a percibirse más pequeños, las paredes darán la sensación de estar más cerca, ayudando a modificar la sensación que se tiene sobre la temperatura real del ambiente. A su vez, si se combinan paletas cálidas que van desde los naranjas a los marrones, se generan ambientes que invitan a la reunión, al esparcimiento, y con la ayuda de colores fríos se obtiene una cuota de calma y quietud.