En 2003, la Villa Ocampo —la residencia que perteneció a Victoria Ocampo, en San Isidro— estaba abandonada, saqueada y envuelta en innumerables conflictos después de que se hubiera dilapidado un millón y medio de dólares en proyectos frustrados para darle un destino. Sin embargo, el proyecto que la UNESCO estableció a partir de ese año logró restaurar íntegramente el conjunto y crear un programa comprometido con su memoria y sustentable desde lo económico y lo social.
El libro describe la metodología aplicada, que permitió recuperar el sitio, reinsertarlo en la sociedad y llenarlo de actividades, sin afectar sus valores. De esta forma, Villa Ocampo es un caso testigo para la problemática de la renovación, revitalización y sustentabilidad del patrimonio arquitectónico, amenazado por la multiplicación de los sitios protegidos y la escasez de recursos para asegurar su conservación.
La obra compila la experiencia de los protagonistas en el rescate y puesta en valor del patrimonio: Nicolás Helft, experto en gestión cultural e investigador, director del Proyecto UNESCO Villa Ocampo que se describe y Fabio Grementieri, arquitecto especializado en conservación del patrimonio e historiador de la arquitectura, miembro de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y autor de varios libros sobre la especialidad.
En la presentación, Nicolás Helft destacó alguna de las ideas que guiaron el proceso de más de diez años: “Se entendió que la conservación de la arquitectura y de los bienes debía ser ejemplar, pero no debía buscar congelar o embalsamarla ni intentar recuperar un estado anterior perdido. El principal tesoro de la Villa Ocampo es la multiplicidad de sus miradas, no solo lo arquitectónico sino los valores testimoniales, paisajísticos, así como las dimensiones sociológicas, literarias, históricas o nostálgicas”. Por su parte, el Arq. Fabio Grementieri destacó: “Esta obra puede resultar relevante para muchos sitios protegidos de la Argentina que están en dificultades, a la espera de un proyecto que les permita asegurar su conservación, generar recursos y ser útiles a la sociedad. El problema es crítico para el llamado “nuevo” patrimonio, como el rural, industrial, , el ligado a la producción, a la vida social o a la inmigración. Lo integran casas y corrales, puertos y ferrocarriles, avenidas y parques, cines y teatros, estancias y fábricas, obras diseminadas por todas las regiones del país y representantes de los estilos más diversos, del Colonial al Posmoderno”.